Si sientes que tu monitor podría rendir mejor, o acabas de adquirir una pantalla con una frecuencia de refresco elevada y quieres exprimir todo su potencial, saber cómo ajustar la frecuencia de actualización en Windows es clave. Configurar correctamente los hercios (Hz) marca la diferencia en la fluidez visual al usar tu ordenador, sobre todo si eres gamer o trabajas con gráficos y animaciones.
Lo cierto es que muchos usuarios, sin saberlo, no están usando su monitor a la máxima capacidad. En este artículo te explicamos como hacerlo y te damos consejos prácticos para elegir la frecuencia adecuada según el uso que le des a tu equipo, ya sea juegos, trabajo de oficina o multimedia.
¿Qué es la frecuencia de actualización de un monitor?
La frecuencia de actualización, medida en hercios (Hz), indica cuántas veces por segundo se actualiza la imagen en tu pantalla. Por ejemplo, un monitor de 60 Hz refresca su contenido 60 veces por segundo, mientras que uno de 144 Hz lo hace 144 veces. A mayor número de Hz, más suave y fluido será el movimiento percibido en pantalla.
Este parámetro es especialmente relevante en el ámbito del gaming, donde cada milisegundo cuenta. También mejora la experiencia simplemente desplazándote por un documento, navegando por la web o viendo animaciones. Incluso tareas básicas como mover ventanas o leer texto se sienten más suaves con una tasa de refresco alta.
Hoy en día, la mayoría de los monitores estándar funcionan a 60 Hz, pero hay opciones frecuentes de 75 Hz, 120 Hz, 144 Hz, 165 Hz y superiores. En el entorno gaming y multimedia, lo habitual es buscar valores de 120 Hz en adelante para una experiencia óptima.
¿Por qué es importante ajustar la frecuencia desde Windows?
Mucha gente instala un monitor de 144 Hz o superior y, por defecto, Windows lo configura a 60 Hz. Esto significa que estarías desaprovechando una de las características más atractivas de tu pantalla. Es fundamental comprobar y, si es necesario, modificar la tasa de refresco desde la configuración del sistema operativo para adaptarla a cada uso.
No solo influye en la jugabilidad o en la suavidad de los movimientos: también puedes elegir una frecuencia menor para ahorrar energía en portátiles o evitar molestias visuales en tareas de ofimática. Algunos usuarios notan, por ejemplo, que trabajar muchas horas con tasas muy elevadas en Excel o navegadores puede causarles fatiga ocular.
Cómo ajustar la frecuencia de refresco del monitor en Windows 11
El proceso para modificar los Hz de tu monitor es muy sencillo. Estos son los pasos a seguir:
- Haz clic derecho en un espacio vacío del escritorio y selecciona Configuración de pantalla.
- Desplázate hacia abajo y busca la opción Pantalla avanzada o Configuración de pantalla avanzada.
- Dentro de este menú, selecciona la pantalla que quieres ajustar si tienes varias conectadas.
- Busca la sección Frecuencia de actualización o Elegir una frecuencia de actualización y selecciona el valor más alto que te permita tu monitor.
- Guarda los cambios y verifica que todo se visualiza correctamente.
No olvides que solo aparecerán las frecuencias compatibles con el propio monitor, evitando así problemas de visualización. Algunos monitores muestran más opciones en función del tipo de conexión (HDMI, DisplayPort) y del modelo exacto.
¿Qué hacer si Windows no muestra la frecuencia máxima de tu monitor?
A veces te encuentras con que tu monitor de 144 Hz solo ofrece opciones de 60 Hz o 75 Hz. Esto suele ser provocado por:
- Usar el cable incorrecto: HDMI antiguos (como 1.0 o 1.1) y cables DVI o VGA no soportan altas tasas de refresco en resoluciones modernas. Para 144 Hz o más, lo ideal es usar DisplayPort o HDMI 2.0 en adelante.
- La tarjeta gráfica es antigua o no soporta las frecuencias más altas.
- No tienes los controladores actualizados de la tarjeta gráfica o del propio monitor.
Por eso, es fundamental asegurarte de que usas el cable correcto. DisplayPort suele ser menos restrictivo que HDMI y soporta altas resoluciones y frecuencias. Consulta las especificaciones de tu monitor y placa gráfica para determinar qué cables necesitas. Además, revisa si el puerto que estás usando es compatible (en algunos modelos, solo ciertas entradas alcanzan el máximo de Hz).
Configuración avanzada: Panel de control NVIDIA y AMD
Si tienes tarjeta gráfica dedicada de NVIDIA o AMD, puedes aprovechar el panel de control de cada fabricante para personalizar la frecuencia, la resolución, la orientación de pantalla, activar tecnologías como G-Sync y mucho más.
En NVIDIA
- Accede al Panel de control de NVIDIA desde el menú contextual del escritorio o desde la barra de tareas.
- En la sección «Cambiar resolución», selecciona tu monitor y la frecuencia deseada en el cuadro desplegable.
- Haz clic en «Aplicar» y listo. No es necesario reiniciar el PC para que los cambios se apliquen.
Desde finales de 2024 existe además la NVIDIA App, que integra las funciones del antiguo Panel de control y GeForce Experience en una interfaz más intuitiva. Puedes ajustar la frecuencia en la pestaña «Sistema» > «Pantallas» > «Propiedades de pantalla».
En AMD
- Abre el Software Radeon desde el icono de AMD en la barra de tareas.
- Dirígete a «Pantalla» y luego a «Resoluciones personalizadas».
- Aquí puedes crear una resolución personalizada con la frecuencia que quieras (hazlo con precaución y modifica solo en incrementos pequeños).
- Guarda los cambios y el nuevo valor aparecerá disponible en la configuración de pantalla de Windows.
¿Qué frecuencia es la ideal para cada tipo de uso?
No todos necesitan 240 Hz para sacarle partido a su pantalla. El uso principal del ordenador determina cuál es la frecuencia recomendable:
- Ofimática y navegación: Con 60 Hz es suficiente, no hay cortes en las imágenes ni molestias para los ojos.
- Consumo multimedia y edición de vídeo: 60 o 75 Hz. Una tasa mayor no supone grandes mejoras si no eres muy exigente.
- Juegos casuales o single player: 60-75 Hz bastan, salvo que priorices la fluidez absoluta sobre la calidad gráfica.
- Juegos competitivos (eSports, shooters, simuladores): 120 Hz en adelante, siendo lo ideal 144 Hz o incluso más.
Cuantos más FPS, más rápido reacciona la pantalla y más suavidad notarás.
Merece la pena recordar que no todos los juegos aprovechan tasas muy altas. Además, en portátiles gaming, una frecuencia superior aumentará el consumo y reducirá la autonomía.
¿Puedo hacer overclock al monitor? ¿Es seguro?
Algunos usuarios avanzados realizan overclock a su monitor para forzar más hercios de los que teóricamente soporta. Por ejemplo, se puede intentar subir de 60 Hz a 75 Hz en modelos sencillos. Sin embargo, no todos los monitores lo permiten y hacerlo puede reducir la vida útil del panel o causar artefactos en la imagen.
Si decides intentarlo, hazlo con incrementos pequeños (de 5 en 5 Hz) y siempre desde el software de la tarjeta gráfica, comprobando que no aparecen errores. El sistema no te dejará forzar frecuencias incompatibles con tu modelo, pero los problemas pueden aparecer si te excedes. En el mejor de los casos, simplemente perderás la señal y al reiniciar volverá todo a la normalidad.
Recomendaciones para sacar el máximo partido a tu monitor en Windows
- Comprueba la frecuencia actual siempre que conectes una pantalla nueva. Muchos monitores de gama alta funcionan a 60 Hz por defecto en Windows, aunque soporten tasas mucho mayores.
- Usa siempre cables certificados y de buena calidad. Los llamados «High Speed HDMI» o cualquier DisplayPort reciente son tu mejor opción.
- Mantén tu tarjeta gráfica y el sistema operativo actualizados para asegurar la máxima compatibilidad.
- En portátiles, valora bajar Hz para ahorrar batería cuando no vayas a jugar.
- No compres un monitor gaming solo para ofimática. Los monitores de altas tasas de refresco se aprovechan realmente en juegos competitivos.
Finalmente, si usas máquinas virtuales, algunos sistemas (como Microsoft Virtual PC, ahora poco común) permiten cambiar la frecuencia de refresco en modo pantalla completa desde el panel de control, pero siempre según la compatibilidad con tu hardware.
Dominar la configuración de la frecuencia de actualización no solo ayuda a disfrutar de una visualización mucho más fluida y natural, sino que además evitas problemas técnicos habituales relacionados con cables y compatibilidades.