Cuando sales de casa y la batería cae en picado, es muy tentador enchufar el móvil o el portátil a cualquier USB público. El problema es que no todos esos puertos son de fiar y pueden convertirse en la puerta de entrada a ataques silenciosos. Aquí entra en juego un accesorio tan pequeño como eficaz: el bloqueador de datos USB.
En las siguientes líneas vas a encontrar una guía completa y en español de España sobre qué son, cómo funcionan y cómo elegir bloqueadores de datos USB, además de prácticas específicas para proteger tu PC con Windows. También verás alternativas complementarias como el control de puertos USB a nivel corporativo y otras amenazas relacionadas como los USB Killer, así como un truco interesante para usar un pendrive como llave de bloqueo del sistema.
Qué es un bloqueador de datos USB y para qué sirve
Un bloqueador de datos USB (a veces llamado de forma coloquial «preservativo USB») es un adaptador que se coloca entre el cable y el puerto y corta de raíz cualquier intento de transferir información entre ambos extremos. Solo deja pasar la corriente para cargar, sin permitir sincronización, lectura ni escritura de datos.
Este pequeño accesorio resulta útil cuando cargas un dispositivo en lugares públicos o compartidos como aeropuertos, estaciones, hoteles, cafeterías o bibliotecas. Si alguien ha manipulado el puerto o el cable con mala intención, el bloqueador neutraliza el canal de datos, reduciendo el riesgo de infecciones de malware o exfiltración de información personal.

Por qué los puertos USB públicos pueden ser peligrosos
Las técnicas conocidas como juice jacking y choicejacking explotan la dualidad del USB (datos y energía). Aunque tú solo quieras cargar, el propio puerto podría intentar iniciar comunicación de datos para inyectar software malicioso o leer archivos. Ocurre sin que te enteres si no hay una protección que obligue a que solo circule electricidad.
Este peligro no afecta únicamente a móviles. Un portátil con USB-C que admite carga también puede ser vulnerable si lo conectas a un conector desconocido; la regla básica es no confiar ciegamente en ningún puerto USB público, igual que no lo harías con una WiFi abierta sin protección.
En suma, el bloqueador USB se convierte en un «intermediario» que, a efectos prácticos, deja pasar voltios y amperios, pero no bits. Esa simple diferencia es la que te separa de un disgusto innecesario cuando dependes de un puerto ajeno para cargar.
Cómo funciona un bloqueador de datos USB
A nivel físico, estos adaptadores eliminan o desconectan las líneas de datos del conector. En los estándares más comunes eso implica que las señales USB2 D+/D- y los pares de USB-C SuperSpeed queden inhabilitados, mientras que las líneas de alimentación continúan activas.
La consecuencia práctica es que, aunque conectes el cable a un puerto potencialmente hostil, no existe el «camino eléctrico» para que viajen datos. Esa es la «magia»: el hardware directamente «no tiene pines conectados» para la parte de datos, de modo que la comunicación es imposible.
Lo mejor es que su uso no tiene misterio. Conectas el cable del dispositivo al bloqueador y el bloqueador al puerto USB de carga. No requiere drivers, apps ni configuraciones previas, y funciona con móviles, tablets y portátiles que carguen por USB.

Cómo elegir un buen bloqueador USB
No todos los modelos son iguales. Un consejo repetido por profesionales de ciberseguridad es desconfiar de adaptadores extremadamente baratos. Los más básicos podrían no bloquear todos los canales de datos de manera fiable o interferir con la carga rápida.
Al buscar, fíjate en que el fabricante indique expresamente que las líneas USB-C SuperSpeed y USB2 D+/D- quedan desconectadas. Ese detalle técnico garantiza que la transferencia de datos está cortada. Y, a la vez, comprueba que el bloqueador soporta los perfiles de carga rápida que necesitas (por ejemplo, PD/Power Delivery en USB-C) para evitar frustraciones.
También es útil valorar el acabado físico del adaptador. Algunos modelos dejan a la vista que no tienen presentes todos los pines típicos de los adaptadores USB con datos, una pista visual que refuerza su propósito. Marcas reconocidas del sector suelen ofrecer documentación técnica más clara y controles de calidad superiores.
Como referencia, en el mercado hay opciones USB-A y USB-C, individuales o en pack. Modelos de fabricantes consolidados, como StarTech, son habituales en recomendaciones por su fiabilidad y compatibilidad. En todo caso, prioriza el corte total de datos y la compatibilidad con la potencia de carga de tus equipos.
Cuándo y cómo usarlos para proteger tu PC con Windows
Si viajas con un portátil Windows con carga por USB-C, el escenario es similar al del móvil: si dependes de un punto USB público, intercala el bloqueador entre el cable y el puerto. De este modo, te aseguras de que tu equipo solo recibirá energía.
Hay algunas situaciones en las que no conviene usar un bloqueador: por ejemplo, con estaciones de acoplamiento (dock) o hubs que necesitan datos para funcionar con monitores, red o periféricos. El bloqueador «matará» cualquier canal de datos y esos accesorios dejarán de operar, así que resérvalo para puertos «solo de carga» o desconocidos.
En Windows no tendrás que tocar nada para que «solo cargue», porque el bloqueo se hace por hardware. Aun así, sigue siendo buena práctica mantener Windows Defender activo y actualizado y consultar los mejores antivirus gratis para Windows 11, deshabilitar la ejecución automática y no confiar en unidades USB desconocidas. Son capas de seguridad complementarias que reducen riesgos si, por cualquier motivo, conectas un dispositivo externo sin bloqueador.
Ventajas de llevar uno en la mochila
Además de la protección, hay ventajas logísticas. Son pequeños, ligeros y baratos, cabe llevar varios (uno en el llavero y otro en la mochila, por ejemplo) y se conectan en segundos. Si prefieres ir sobre seguro, puedes combinarlo con una batería externa para evitar cualquier puerto público.
Otro punto a favor es que, en situaciones de emergencia, te ahorra tener que evaluar si un puerto es fiable. Colocas el bloqueador, conectas el cable y listo. Si no dispones de enchufes tradicionales a mano, es la manera más segura de «comprar» energía a un conector ajeno.
Limitaciones importantes que debes conocer
Un bloqueador USB no es un «escudo mágico» y no protege frente a amenazas que no usan el canal de datos USB. Si el riesgo proviene de otra vía (por ejemplo, una WiFi pública insegura o un ataque físico al equipo), necesitarás otras defensas como una VPN, autenticación robusta o cifrado del disco.
Tampoco es un protector contra sobretensiones o picos de tensión extremos. Su función es bloquear datos, no actuar como filtro eléctrico avanzado. Si buscas defensa frente a descargas peligrosas, hablamos de otra categoría de adaptadores y protectores.
Preguntas frecuentes
- ¿Un bloqueador USB reduce la velocidad de carga? Depende del modelo. Si soporta el perfil de carga rápida que necesitas (por ejemplo, PD), no deberías notar diferencias significativas. Los más básicos pueden limitarse a ~2.4 A.
- ¿Sirve para sincronizar archivos con el ordenador? No. Por diseño bloquea el canal de datos. Si quieres sincronizar, quítalo; si solo deseas cargar, utilízalo.
- ¿Es útil si mi móvil ya muestra «solo carga» al conectarlo? Sí, porque el ajuste «solo carga» es lógico y puede verse alterado. El bloqueador actúa a nivel físico, así que añade una capa que no depende del sistema.
- ¿Y si el USB público es «de marca»? Aunque parezca confiable, no puedes saber si está manipulado. Un bloqueador cuesta poco y evita males mayores.
- ¿Hay diferencia entre bloqueadores USB‑A y USB‑C? La función es la misma, pero asegúrate de que las líneas de datos correspondientes (USB2 D+/D- y SuperSpeed) estén desconectadas y que soporta la potencia de carga que necesitas.
Señales de un bloqueador bien diseñado
Además de la documentación técnica, hay pistas prácticas: que el fabricante declare explícitamente el corte de USB2 D+/D- y SuperSpeed, que detalle la corriente admitida y que el conector muestre ausencia de pines de datos. Si a eso le sumas una marca confiable, tendrás un accesorio sólido para muchos viajes.
Expertos en ciberseguridad han advertido que los modelos excesivamente baratos pueden fallar justo en lo crítico: bloquear de manera fiable el canal de datos o mantener la compatibilidad con carga rápida. Si vas a usarlo con frecuencia, merece la pena invertir en un modelo bien construido.
Como complemento, recuerda que en ámbito profesional hay soluciones para gobernar puertos USB desde el servidor y que incluyen políticas por grupos, listas de permitidos por ID de hardware, alertas y registros. Así la organización minimiza fugas y contagios por unidades extraíbles sin frenar periféricos permitidos.
Si solo necesitamos «comprar energía» a un puerto ajeno sin comprometer la privacidad, un bloqueador de datos USB es el accesorio sencillo que marca la diferencia. Y si lo combinas con hábitos sensatos (tus propios cables, preferencia por enchufes, antivirus actualizado), el día que te quedes sin batería lejos de casa podrás cargar con mucha más tranquilidad.