Son muchas las causas por las cuales un ordenador esté funcionando con demasiada lentitud. Una de las más temidas es un problema que los usuarios conocen con el nombre de «cuello de botella» del PC. Este se suele dar cuando intentamos actualizar el hardware para ir adaptando nuestro equipo ante nuevas necesidades o cuando jugamos a algún juego especialmente exigente, aunque en realidad puede aparecer en cualquier momento.
En nuestro artículo vamos a ver qué podemos hacer para diagnosticar el problema y, sobre todo, cuáles son los mejores métodos para solucionarlo. Pero primero tenemos que saber con exactitud qué es lo que está pasando. Vaya por delante que, en la mayoría de los casos, hay solución.
Índice
¿Qué es el «cuello de botella»?
En la jerga que usan los técnicos informáticos, se conoce como «cuello de botella del PC» (PC Bottleneck en inglés) a la situación que se produce cuando cualquiera de los componentes internos del ordenador está funcionando a una velocidad muy inferior al resto. Como si en una orquesta sinfónica hubiera un instrumento que está sonando a un compás diferente, rompiendo la armonía del conjunto.
Las consecuencias de este desajuste es que en determinados momentos el PC parece quedarse atascado, incluso congelado, algo que afecta de manera muy negativa a su rendimiento general.
El símil del cuello de la botella es bastante descriptivo y nos ayuda a comprender qué sucede exactamente en nuestro ordenador. En la parte baja de una botella, la que es más ancha, el líquido dispone de más espacio para moverse libremente. En cambio, si le damos la vuelta a la botella, el líquido se precipitará hacia la parte más estrecha. Así, a la hora de verter el líquido, este no saldrá con toda la fluidez que necesitamos.
En un PC hay varios componentes capaces de manejar datos a alta velocidad, manteniendo así una comunicación ágil con el resto de los componentes. Pero cuando la transmisión de datos se topa con un componente que va más lento o que no funciona como es debido, el flujo de trabajo se frena, ralentizando los procesos que ejecuta el ordenador. En algunos casos incluso puede llegar a paralizarlo.
Síntomas de que estamos ante un cuello de botella de PC
El propio funcionamiento del ordenador es el que nos da las pistas que nos avisan de que podríamos estar sufriendo un «cuello de botella». Estas son algunas de las señales que deberían encender nuestras alarmas:
- Nuestro ordenador se queda «colgado» sin motivo, o con la pantalla congelada.
- El inicio o arranque se demora demasiado.
- El funcionamiento es lento, incluso cuando realizamos tareas sencillas.
- Los programas tardan mucho en abrirse y cerrarse.
- Los juegos presentan problemas de «lag» e incluso se cierran de forma inesperada.
Calculadora de cuellos de botella
En Internet hay algunas herramientas online muy prácticas para identificar este tipo de problema. Y también para prevenirlo. Son las llamadas «calculadoras de cuello de botella». Entre las mejores y las más populares, hay que mencionar la de la web PC Builds o la de CPU Agent.
¿Cómo funcionan estas calculadoras? Es muy fácil. Como mostramos en la imagen de arriba, se trata simplemente de introducir una serie de datos y características de nuestro PC: el tipo de procesador, tarjeta gráfica, resolución de pantalla, etc. Después hay que seleccionar el tipo de tarea que queremos realizar con esta configuración y hacer clic en el botón «Calcular» para testear el resultado. Este se expresa en forma de porcentaje de posibilidades que existen de que se produzca uno de estos embotellamientos.
Hay que decir que los resultados de estas calculadoras no son exactos al cien por cien, aunque sí lo suficientemente fiables para poder establecer un buen diagnóstico de la situación.
Otro método alternativo para identificar el problema es abrir el administrador de tareas con la combinación de teclas Ctrl + Alt + Supr y comprobar uno a uno los componentes desde la pestaña de rendimiento.
Dónde actuar para resolver el problema
Los métodos mencionados anteriormente nos darán la clave de dónde debemos intervenir para librarnos del cuello de botella del PC. Este problema se suele producir sobre todo entre la CPU y la GPU, Es bastante lógico, si nos paramos a pensarlo, ya que estos componentes son los dos que mayor esfuerzo de cálculo realizan y están constantemente intercambiando información. Pero el origen puede estar en otro lado. Para cada componente que falla, hay una solución que podemos intentar aplicar:
CPU
Si el fallo se localiza en la CPU, lo más práctico es disminuir la carga de trabajo que le asignamos. Hay algunas formas eficaces de hacer eso: cerrar programas que no estamos utilizando mediante el administrador de tareas o desactivar algunos de esos programas que se inician por defecto durante el arranque. En los casos más extremos, también hay que considerar sustituir la CPU por una nueva.
GPU
Cuando el cuello de botella se origina por este componente, también hay muchas soluciones que podemos ensayar: limpiar bien de polvo la tarjeta gráfica, modificar la configuración de la pantalla para que sea menos «exigente», comprobar que los drivers de la tarjeta gráfica están actualizados, etc. También ayudará el hecho de usar resolución menor a la hora de jugar.
Otros componentes
Si bien es cierto que la mayoría de las veces el cuello de botella se soluciona actuando sobre la CPU o la GPU, hay otros componentes que no podemos perder de vista:
- Memoria RAM: Si es insuficiente, hay que aumentarla para evitar los bottlenecks. Esto se puede conseguir desde la opción «Memoria Virtual» del menú de la «Configuración avanzada del sistema». Otra posibilidad es ampliar la memoria RAM con un dispositivo externo, si nuestro ordenador nos ofrece otra ranura de entrada.
- Disco duro: El rendimiento de cualquier PC mejora de forma ostensible cuando remplazamos su viejo disco duro por un SSD. Incluso existe la posibilidad de contar con dos discos duros diferentes: el «lento» para guardar archivos y otro «rápido» para jugar y ejecutar programas.
- Placa Base: En este caso se recomienda una buena limpieza de la placa o su sustitución en caso de que se haya deteriorado demasiado.
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