En lugar de estar encendiendo o apagado nuestro PC cada vez que o necesitamos, muchos usuarios prefieren simplemente dejar que él mismo entre en modo suspensión. Es mucho más cómodo, aunque según los expertos, no es lo más aconsejable. Ellos te recomiendan evitar que tu PC entre en modo de suspensión. Explicamos aquí las razones y lo que podemos hacer al respecto.
Esto es especialmente interesante para quienes manejan habitualmente un portátil con Windows. Muchos usuarios, al acabar de usar el ordenador, simplemente bajan la pantalla (es decir, pliegan el laptop), quedando así suspendido de manera automática.
Hacer esto resulta muy práctico, ya que, al no haber apagado el ordenador, el proceso de arranque cuando volvemos a usarlo es más rápido. Además, todas las aplicaciones y páginas del navegador que habíamos dejado abiertas están ahí, esperándonos. No hace falta iniciarlo todo desde cero.
Pero hay un peligro que muchos usuarios ignoran. Cuando abusamos del modo suspensión existe la posibilidad de entrar en un estado llamado «suspensión profunda» que puede resultar perjudicial para nuestro equipo.
Qué es el modo suspensión
Se puede definir el modo suspensión como un estado en el que un ordenador se encuentra a medio camino entre el apagado y el encendido. Es como un letargo en el que el equipo deja de estar operativo, pero está listo para volver a realizar todas sus funciones sin necesidad de volver a arrancar.
¿Cuál es la finalidad de este modo suspensión de Windows? En realidad, es una forma muy eficaz de reducir el consumo de energía. Es un recurso que también utilizan otros sistemas operativos. En el caso de Microsoft, se implementó en el sistema operativo ya en 1996.
Importante: no se debe confundir el modo suspensión con el modo hibernación. Este es un proceso totalmente distinto aunque, desde fuera, los dos sean indistinguibles porque sus efectos inmediatos son similares.
¿Por qué no conviene abusar del modo suspensión?
Pero cuidado: solo es recomendable utilizar la suspensión cuando planeamos dejar de utilizar el PC durante unas horas y, pasado este tiempo, volver a usarlo. Si, por ejemplo, dejamos de usar el ordenador un vernes por la tarde y no pensamos volver a él hasta el lunes, lo mejor es apagarlo.
La mayoría de las veces no pasa nada, pero la verdad es que estamos corriendo riesgos innecesarios. ¿Qué puede suceder? Al dejar el PC en modo de suspensión, sin apagarlo realmente, durante un periodo de tiempo más o menos prolongado, cabe la posibilidad de que la memoria no se restablezca correctamente. Esto podría traducirse, entre otras cosas, en lo siguiente:
- Un funcionamiento más lento.
- Diversos errores de pantalla azul.
- El lógico desgaste de los componentes, que están funcionando cuando no se les necesita.
No se trata de generar alarma: no pasa nada por usar el modo suspensión un poco más de la cuenta en determinadas ocasiones, aunque a largo plazo puede ser una fuente de problemas. Mejor evitarlo.
Evitar que se active el modo de suspensión en Windows
Para que nuestro PC no entre en el modo de suspensión con demasiada frecuencia, la solución, aunque resulte obvio decirlo, es desactivar dicho modo. Te explicamos dos maneras de hacerlo:
Desde el menú Configuración
Estos son los pasos a seguir:
- Abrimos el menú de inicio de Windows y hacemos clic en el icono del engranaje que da acceso a la página de Configuración.
- Después seleccionamos la opción Sistema.
- A continuación vamos al apartado Inicio/Energía y Suspensión.
- Allí nos dirigimos a los ajustes de pantalla para configurar Pantalla con estas acciones:
- Con batería, apagar después de: Nunca.
- Si está enchufado, apagar después de: Nunca.
- En la misma ventana, cambiamos los ajustes de Suspensión de este modo:
- Con batería, el equipo se suspende después de: Nunca.
- Si está enchufado, el equipo se suspende después de: Nunca.
Y ya está. Mediante estos ajustes, quedará deshabilitado el modo de suspensión automático.
Crear un nuevo plan de energía
El segundo método para evitar que nuestro equipo entre en suspensión después de pasado cierto tiempo consiste en crear un nuevo plan de energía. Así es como podemos hacerlo:
- Primero vamos al Panel de control de Windows.
- Allí seleccionamos «Opciones de energía».
- Luego vamos a la opción «Cambiar la configuración del plan».
- En a nueva pantalla que se abre vamos a encontrar las mismas opciones de ajustes. Primero de la Pantalla:
- Con batería, apagar después de: Nunca.
- Si está enchufado, apagar después de: Nunca.
- Y después, los ajustes de Suspensión:
- Con batería, el equipo se suspende después de: Nunca.
- Si está enchufado, el equipo se suspende después de: Nunca.
Mejor apagar que suspender
Ante la duda, si debemos elegir entre suspender y apagar, lo más recomendable siempre será apagar el PC por completo. Eso no solo supone un notable ahorro de espacio en el disco y la memoria RAM, sino que además prolonga la vida de los componentes de nuestro equipo y se limita el consumo de energía. Obviamente, cuando queramos volver a encender el PC, el arranque será un poco más lento.
Muchos usuarios recurren al modo suspensión porque no quieren perder el trabajo que tienen entre manos después de una pausa. Pero eso ya no es excusa, pues existe la posibilidad de realizar copias de seguridad en la nube para poner a salvo todo lo que deseemos guardar o recuperar.