Antes de la llegada de la fotografía digital, en todas las casas había varios álbumes de fotos en papel, así como cajones y cajas de galletas llenas de fotografías. Por eso hay muchas personas que quieren rescatar del olvido todas esas imágenes y darles otra vida. Una buena manera de hacerlo es digitalizar negativos de fotos usando alguno de los métodos que explicamos en este post.
La transición entre la fotografía clásica y la digital llegó con el cambio de siglo. E cierto que las cámaras digitales ya existían desde algunos años atrás, pero su precio era desorbitado. Cuando empezaron a fabricarse modelos económicos el mercado dio un vuelco y entonces llegó la revolución.
Los carretes, las diapositivas, las tiendas de revelado… Todo eso ya pasó a la historia. Pero, ¿qué hacer con todas esas fotos en papel que ya teníamos? Sin duda, vale la pena rescatarlas, no solamente para poder disfrutar de ellas de nuevo en formato digital, sino también para tenerlas guardadas a la espera que en el futuro surja una tecnología todavía mejor.
Cómo manipular los negativos
El éxito o el fracaso a la hora de digitalizar negativos de fotos depende en gran medida del estado en el que estos se encuentren y del modo en el que vamos a tratarlos. Si no hemos tenido la precaución de guardarlos en algún lugar seco y oscuro. La humedad o la exposición excesiva a la luz natural pueden dañarlos hasta el punto de dejarlos irrecuperables.
Si tenemos suerte y esos viejos negativos que teníamos guardados a salvo, vamos a tener que manipularlos con mucho cuidado para evitar desastres. Como norma, hay que usar guantes de algodón y una perilla de aire para eliminar el polvo acumulado. Las mismas que se usan, por ejemplo, para limpiar el altavoz de un teléfono móvil. No es buena idea frotarlos con un pañuelo o un trapo, y mucho menos húmedo.
No menos importante es la cuestión de la iluminación. Si no disponemos de una mesa de luz en casa, también puede servir un foco de luz uniforme con al menos un CRI (Color Rendering Index) de 90. De lo contrario, corremos el riesgo de que los colores queden dañados.
Si hemos conseguido conservar los negativos en buen estado, contamos con dos modos de digitalizarlos y recuperarlos con éxito:
Dos métodos para digitalizar negativos de fotos
Para un usuario normal que no sea experto en fotografía digital, existen varios métodos prácticos para digitalizar negativos de fotos, algunos más precisos que otros. Habrá que escoger uno u otro en función de cuál sean nuestros objetivos y necesidades. A continuación, vamos a explicar los dos modos más usados habitualmente, ambos de probada eficacia:
Con un teléfono móvil
El método es bastante simple. Consiste en fotografiar los negativos de nuestras viejas fotos con la cámara de nuestro smartphone. Para que el resultado sea bueno, es aconsejable tomar las capturas en un lugar bien iluminado, preferiblemente con luz natural.
Estas capturas deben ser procesadas a través de alguna aplicación especialmente concebida para llevar a cabo la tarea de digitalización de imágenes. Entre las que mejor funcionan hay que destacar a dos: Photo Negative Scanner y Photo Scan de Photomyne. Su funcionamiento es muy sencillo: Todo lo que tenemos que hacer es colocar el negativo sobre una fuente de luz y pulsar el botón de calibrar. Una vez hecho esto, veremos la imagen en positivo y la podremos fotografiar.
Otra app muy valorada es KODAK Mobile Film Scanner, aunque para poder utilizarla hay que adquirir un accesorio de soporte especialmente diseñado para trabajar con la aplicación, cuyo precio ronda los 30 euros. Una inversión que hay que valorar en función de nuestras posibilidades.
Con un escáner de negativos
Cualquier escáner, por sencillo que sea, nos puede servir para digitalizar negativos de fotografías. Un escaneado normal y rápido. El resultado puede ser suficiente si todo lo que queremos hacer es visualizar las fotografías en el móvil, aunque si queremos algo más profesional, hará falta usar un escáner específicamente fabricado para este tipo de tareas.
Nos referimos a un escáner de negativos, ideal para este cometido. Con él, vamos a poder convertir los negativos analógicos en archivos digitales que después podremos imprimirlos, visualizar en cualquier otro dispositivo electrónico o bien almacenar (en la nube, en el ordenador, un disco duro, etc.).
Los precios de estos dispositivos pueden ir desde los 150 euros hasta los 1.000 euros e incluso más. Todo depende de la resolución, que es la que determina la calidad final del archivo digital. Los modelos más sencillos ofrecen en torno a 1800 ppp (píxeles por pulgada), mientras que los más caros pueden llegar a superar los 9000 ppp.
En el precio también van a tener su peso otros factores: si es un aparato potable o no, la velocidad de digitalización o la profundidad de color (también llamada profundidad de bits), por ejemplo.