Cuando copiamos texto de páginas web, PDFs o documentos ajenos, es habitual que aterrice en Word con colores, tipografías y estilos que no pegan ni con cola con lo que queremos. Para dejar el documento limpio y listo para aplicar nuestros estilos, lo mejor es quitar de golpe todo ese formato heredado y volver a los estilos por defecto de Word.
En Word existen varias formas de hacerlo, desde un botón muy visible en la cinta hasta atajos rápidos de teclado. Además, si te arrepientes, puedes deshacer el cambio de inmediato, y si el lío está en imágenes, también hay una opción para devolverlas a su estado original. A continuación encontrarás una guía completa, con métodos sencillos y truquitos prácticos, basada en lo que recomiendan las páginas de ayuda y los artículos que mejor posicionan.
Qué implica borrar el formato en Word
Al usar la función de limpiar formato, Word elimina atributos como negrita, cursiva, subrayado, color de fuente, color de resaltado, superíndice y subíndice, y cualquier estilo directo aplicado al texto. En otras palabras, el contenido vuelve a los estilos predeterminados del documento (p. ej., estilo «Normal»), quedando como texto plano sobre el que puedes aplicar tu propia estructura.
Esto es especialmente útil cuando has pegado varios fragmentos de distintos sitios y cada uno arrastra su “personalidad” visual. Tras la limpieza, todo queda homogéneo y listo para aplicar encabezados, listas y el formato que tú decidas sin interferencias.
Importante: borrar el formato no afecta al contenido (las palabras siguen ahí), sino a su apariencia. Si aplicaste estilos del documento (como Título 1, Cita, etc.), volverá al estilo base. Si lo que quieres es conservar la estructura pero quitar los adornos (colores, negritas sueltas, etc.), esta herramienta es exactamente lo que necesitas.

Formas de quitar el formato en Word
Word ofrece varias rutas para llegar al mismo resultado. Según te muevas mejor con el ratón o el teclado, te irá mejor una u otra. Lo bueno es que todas son rápidas y no requieren conocimientos avanzados. Aquí tienes las opciones principales para limpiar el formato de un párrafo o de todo el documento.
Opción visible en la cinta: Inicio > Fuente > Borrar todo el formato
La vía más directa está en la pestaña Inicio, dentro del grupo Fuente, con el botón que literalmente indica Borrar todo el formato. Antes de pulsarlo, selecciona el texto deseado. Tras hacerlo, verás cómo desaparecen colores, resaltados y negritas, y el texto recupera un aspecto neutro y coherente con el estilo base del documento.
Si solo quieres limpiar una parte, selecciónala con el ratón manteniendo pulsado y soltando cuando acabes. Si prefieres limpiar todo un documento, selecciona todo el contenido de golpe y, después, pulsa el mismo botón en Fuente. Para seleccionar todo, puedes usar el ratón, las flechas del teclado con Mayús o combinaciones como Ctrl + e (u otros atajos equivalentes según configuración).
En situaciones típicas (por ejemplo, textos que has copiado con letra roja, resaltados amarillos y negritas dispersas), al pulsar Borrar todo el formato verás cómo la tipografía y el color vuelven a negro, desaparece el subrayado y cualquier resaltado se esfuma. Es un clic que, literalmente, te ahorra minutos (o horas) de retoques manuales.
Atajo de teclado: Ctrl + Barra espaciadora
Si eres de atajos, esta combinación te encantará. Selecciona el texto y presiona Ctrl + Barra espaciadora. Es la vía rápida para eliminar el formato directo. En cuanto sueltes las teclas, comprobarás que el texto queda limpio y alineado con el estilo base que esté vigente en el documento.
Este atajo viene de maravilla si alternas entre escribir y pegar contenido de otras fuentes, porque te permite “sanear” lo pegado sin levantar las manos del teclado. Inclúyelo en tu rutina y notarás que tu flujo de trabajo se vuelve más ágil.
Limpiar el formato de todo el documento
Cuando el archivo está hecho de recortes y sientes que cada párrafo va por libre, lo mejor es limpiar todo al completo. Selecciona todo el contenido y usa el botón Borrar todo el formato o el atajo. Después, ya con el lienzo neutro, aplica tus estilos de Título, listas y énfasis con orden. El resultado es un documento más consistente y un estilo global sin “sorpresas” visuales.
Truco: si trabajas con documentos largos, limpia primero y da formato después; así evitas pelearte con herencias de estilos invisibles. Cuando borras el formato al principio, construyes sobre una base limpia y evitas conflictos.
Si no te convence, deshaz el cambio
¿Has limpiado el formato y no te gusta cómo ha quedado? No pasa nada. Usa el comando Deshacer. Puedes pulsar el botón Deshacer en la parte superior o recurrir a su atajo clásico de teclado. Esta posibilidad de vuelta atrás es perfecta si quieres comparar rápidamente antes y después, sin miedo a perder nada.
Imágenes: restablecer su estado original
El texto no es lo único que puede acumular cambios. Con las imágenes también nos podemos pasar con correcciones de color, recortes o efectos. Para dejar una imagen como estaba de inicio, selecciónala y ve a Herramientas de imagen > Formato. Allí encontrarás la opción de restablecer. Al activarla, la imagen recupera su configuración original de inmediato.
Este camino es ideal si has probado distintos ajustes y quieres volver al punto de partida sin andar deshaciendo uno por uno. Con dos clics, se borran los cambios de formato aplicado a la imagen y sigues trabajando con tranquilidad.
Copiar desde webs: pegar con o sin formato
Cuando recopilamos información para un trabajo o un informe, lo normal es copiar textos de páginas web y pegarlos en Word. Lo ideal puede ser pegar como texto sin formato para no importar estilos, pero hay casos en los que hacerlo así te desmonta una estructura que ya tenías. Por eso, mucha gente prefiere pegar como imagen o PDF y, al finalizar, borrar todo el formato para partir de cero.
Este enfoque tiene sentido: primero reúnes contenido, luego limpias y, por último, aplicas tu propio sistema de títulos, listas y tipografías. Es más rápido que ir corrigiendo trocito a trocito. Además, evitas pequeños “restos” de estilos que se te pueden escapar y que luego te complican el diseño. En cuanto lo borres todo, el documento se queda en texto plano manejable y consistente.
Piensa en banners de cookies, avisos o cuadros informativos que incluyen fragmentos en negrita o colores llamativos. Si copias partes de una web corporativa que usa este tipo de avisos (como los típicos textos de consentimiento con énfasis en la publicidad o el empleo), al pegarlo llega con esa “pintura”. Luego, con Borrar todo el formato, eliminamos esos adornos de golpe y seguimos con nuestro formato.
Recuerda que limpiar el formato no borra enlaces, imágenes insertadas o el propio contenido del texto, sino los atributos de presentación. Si necesitas mantener hipervínculos concretos, comprueba tras la limpieza que siguen operativos (suelen mantenerse), y aplica después el estilo que prefieras. Así consigues un documento más claro y listo para maquetar sin sobresaltos.
Cuándo conviene limpiar primero y formatear después
Si el documento procede de muchas fuentes, lo acertado es limpiar al principio. Así, cualquier estilo que apliques más tarde no se verá afectado por restos anteriores. En cambio, si tu archivo solo tiene un par de fragmentos conflictivos, quizá te baste con limpiar zonas concretas. La regla de oro es simple: cuanto más heterogéneo sea el origen del texto, más sentido tiene limpiar al inicio.
También te conviene limpiar si piensas cambiar las fuentes y tamaños globales (por ejemplo, pasar todo a una tipografía corporativa). Si dejas estilos “pegados” de otras webs, pueden resistirse y te tocará irlos persiguiendo. Con la limpieza, logras uniformidad instantánea y te evitas ese trabajo hormiga.
Consejos adicionales para afinar tu flujo de trabajo
Adopta un método constante: recopila, limpia y, por último, formatea con tus estilos. Si hay dudas, prueba en una copia del documento para poder comparar. Ahí el botón de Deshacer es tu amigo: te permite iterar rápido y ver qué queda mejor. Con esta rutina, tu productividad en Word sube enteros.
Si sueles aprender con vídeos, recuerda que muchas ayudas oficiales incluyen subtítulos configurables. Úsalos cuando el audio no esté en tu idioma o cuando quieras repasar un paso concreto. Es un detalle tonto que, bien aprovechado, te hace ahorrar tiempo.
Recursos y aprendizaje
En la ayuda oficial encontrarás secciones específicas sobre borrar todo el formato del texto, además de apartados de aprendizaje para otras herramientas de Office (Word, Excel, PowerPoint y Outlook). Es un buen punto de partida para ampliar trucos y dominar las opciones de estilo y diseño. Dedicar unos minutos a trastear con esas guías marca la diferencia en documentos profesionales.
Si buscas material adicional tipo “Vea también” o colecciones de artículos y tutoriales, las plataformas de soporte suelen agruparlos en rutas temáticas. Échales un vistazo cuando quieras reforzar algo concreto (p. ej., estilos avanzados, formato de imágenes o tablas). Tener a mano estos enlaces de referencia te saca de dudas en un momento.
De cara a la privacidad, en la navegación por webs con documentación y ejemplos te encontrarás avisos de cookies de terceros que recopilan datos para análisis, protección del servicio y publicidad relevante. Ajusta tus preferencias cuando lo consideres oportuno: aceptar o rechazar opciones no imprescindibles es parte del control que, como usuario, tienes sobre tu experiencia.
A partir de aquí, lo fundamental es interiorizar una idea: cuanto más homogénea sea tu base (texto limpio sin adornos heredados), más fácil será aplicar estilos propios y mantenerlos. Convertir la limpieza de formato en un gesto habitual te evita “guerra de estilos”, acelera la maquetación y, al final, eleva la calidad del documento sin esfuerzo extra.

