Qué es un hoax en Internet y cómo identificar y evitar bulos online

  • Definición clara de hoax y diferencias con bulo y fake news, con ejemplos reales.
  • Señales prácticas para detectar engaños: tono, fuentes, imágenes y enlaces.
  • Pasos para actuar: no reenviar, verificar, educar y denunciar en plataformas.
  • Listado de herramientas y verificadores fiables para confirmar información.

Ilustración sobre hoax y bulos en Internet

“Lo vi en Internet, así que será verdad…” o “Si no reenvías este mensaje, empezarán a cobrarte WhatsApp”. Seguro que estas frases te suenan, ¿verdad? Detrás de ese tipo de cadenas suele esconderse un engaño deliberado que busca manipular o alarmar. No pasa nada si alguna vez has caído: nos ha ocurrido a casi todos. Por eso es importante saber qué es un hoax o bulo digital.

En un entorno saturado de estímulos y mensajes virales, desarrollar criterio y enseñar a los peques a hacerlo es una responsabilidad compartida. En las próximas líneas verás qué es un hoax, en qué se diferencia de otros fenómenos, qué tipos hay, cómo detectarlos y qué pasos dar para no contribuir a su difusión.

Qué significa hoax y de dónde viene el término

En el mundo online, un hoax es un mensaje falso creado a conciencia para engañar. Puede difundirse por redes sociales, mensajería, foros, correo electrónico u otros canales digitales. Sus metas van desde desinformar y sembrar el pánico hasta captar datos, dirigir tráfico a sitios dudosos o apoyar propaganda.

El vocablo procede del inglés y suele traducirse como bulo, engaño o farsa. Hay teorías que lo vinculan a “hocus” (de “hocus pocus”), expresión asociada a trucos de magia y embaucamiento, es decir, a hacer creer algo que no es. En la práctica, el término ha pasado a utilizarse para casi cualquier engaño viral en Internet.

hoax

¿Qué es un bulo digital y cómo encaja con los hoaxes?

Hoax y bulo digital se emplean a menudo como sinónimos porque, en esencia, ambos describen mentiras que se mueven por canales online para confundir o manipular. Aun así, suele destacarse que el hoax adopta con frecuencia formato de cadena diseñada para ser reenviada con facilidad en WhatsApp, Telegram o similares.

Ese formato de “pásalo” es parte de su fuerza: apelan a la urgencia y a las emociones para que reenviemos sin pensar. En redes, además, se apoyan en imágenes trucadas, vídeos fuera de contexto o textos impactantes que favorecen la viralidad.

Tipos de hoaxes en Internet (con ejemplos)

Los hoaxes mutan, pero comparten patrones. Conocer sus variantes habituales ayuda a reconocerlos al vuelo y a ponerles freno antes de que sigan circulando.

Alarmistas

Persiguen provocar miedo o urgencia para forzar acciones impulsivas. Suelen alertar de virus informáticos devastadores, catástrofes inminentes o amenazas ambiguas. Un clásico de los 90 fue el inexistente virus “Good Times”, y más recientemente han circulado cadenas como “venden fruta con VIH” o “las IAs leen tus grupos de WhatsApp” que buscan sembrar pánico sin base real.

  • Señal clave: exclamaciones, mayúsculas, “¡compártelo ya!” y ausencia de prueba verificable.
  • Resultado buscado: reenvíos masivos por puro miedo.

“Solidarios”

Explotan la empatía: historias de niños enfermos, mascotas perdidas o familias afectadas por desastres, diseñadas para que “ayudes” compartiendo. Durante episodios de lluvias torrenciales (DANA) se difundieron mensajes con fotos de tragedias de otros países o momentos como si fueran actuales, pidiendo donaciones o difusión.

  • Señal clave: conmueven y piden difusión, pero no ofrecen vías claras de ayuda verificable.
  • Riesgo: desvío de solidaridad y confusión en emergencias reales.

Comerciales

Persiguen robar datos o generar tráfico hacia webs poco fiables. Prometen cupones irreales o sorteos de marcas conocidas. Ejemplos recientes: supuestos vales de 500 € de Zara o Mercadona que terminan en sitios fraudulentos para capturar información. A menudo son cebos de phishing camuflados de regalo.

  • Señal clave: URLs raras, formularios invasivos y condiciones vagas.
  • Consecuencia: acabar en listas de spam o sufrir fraudes.

Políticos

Buscan influir en la opinión pública y se disparan en épocas electorales. Pueden exagerar datos, difamar a figuras públicas o inventar conspiraciones. Su objetivo es claro: polarizar, movilizar o desmovilizar mediante información falsa presentada como “revelación”.

  • Señal clave: apelan a identidades y creencias; rara vez aportan fuentes comprobables.
  • Impacto: deterioro del debate público y aumento de la desconfianza.

Paranormales o pseudocientíficos

Tiran de nuestra fascinación por lo inexplicable: “descubrimientos” imposibles, fotos retocadas o remedios milagro. Durante la pandemia circularon “curas” tan peligrosas como beber lejía. Son hoaxes que camuflan superstición y estafas como ciencia.

  • Señal clave: promesas extraordinarias sin respaldo de publicaciones serias.
  • Peligro: daños a la salud por seguir consejos falsos.

Humorísticos malinterpretados

Nacen en webs satíricas que imitan a medios de comunicación; algunos usuarios no captan el tono y los difunden como reales. Es el típico caso de contenidos de humor citados como noticias auténticas en foros, con la consiguiente bola de nieve de confusión.

  • Señal clave: sitio de origen humorístico o de sátira reconocible.
  • Recomendación: verificar la cabecera y la sección antes de compartir.

Hoaxes sobre tecnología y apps

Propios de la era WhatsApp, TikTok y compañías. Anuncian funciones ocultas, “trucos” para dinero fácil o supuestos modos premium secretos si reenvías un mensaje. Recordarás cadenas que aseguraban que, al compartir, WhatsApp sería gratis de por vida o se activaría un “modo pro”.

  • Señal clave: promesas inverosímiles a cambio de difundir o pulsar enlaces dudosos.
  • Qué hacer: buscar la función en la web oficial de la app y en medios especializados.

hoax

Cómo reconocer un hoax: señales que se repiten

Detectarlos no siempre es trivial porque están redactados para parecer plausibles y provocar reacción inmediata. Aun así, hay pistas que se repiten y que, una vez interiorizadas, te ahorrarán más de un susto y, sobre todo, evitarán que formes parte de la cadena.

Tono alarmista o emocional

  • Urgencia en el lenguaje: “¡Atención!”, “¡Comparte antes de que lo borren!”, “¡Última hora!”.
  • Apelan a miedo, compasión o indignación para que no verifiques la información.

Fuentes ausentes o imposibles de comprobar

  • Si algo es tan importante, debería aparecer en medios oficiales o de prestigio.
  • Muchos bulos citan organismos (OMS, Cruz Roja, Guardia Civil) sin enlaces directos y verificables.
  • O incluyen links que llevan a webs sin reputación o a sitios fraudulentos.

Truco útil: copia el titular tal cual en un buscador o entra en la web oficial de la entidad mencionada para confirmar si han publicado algo.

Redacción descuidada y elementos efectistas

  • Faltas, traducciones literales raras o tono poco profesional.
  • Uso excesivo de mayúsculas y exclamaciones.
  • Comunicados “oficiales” que no siguen el estilo institucional.

Promesas o amenazas

  • “Si reenvías, WhatsApp no será de pago”. “Si no lo compartes, te borran la cuenta”.
  • Presionan emocionalmente para que difundas sin pensar.

Imágenes manipuladas o fuera de contexto

  • Fotos impactantes pero de otro lugar o fecha.
  • Haz una búsqueda inversa (Google Imágenes, TinEye, Yandex) para ver el origen.

Cadena de reenvíos y testimonios vagos

  • “Me lo envía un amigo que trabaja en la policía” sin nombres ni cargos concretos.
  • En WhatsApp y Telegram verás la etiqueta de “reenviado muchas veces”.

Incongruencias y mensajes reciclados

  • Fechas que no casan, lugares mal escritos o versiones contradictorias.
  • El mismo mensaje reaparece cada año, cambiando solo el nombre de la ciudad.

Más allá de las señales: cómo circulan y qué daños causan

Muchos hoaxes viajan en cadenas que piden reenvío explícito; así captan direcciones, crean bases de datos para spam o extienden el rumor lo máximo posible. Para que parezcan recientes, suelen venir sin fecha. Y con frecuencia aseguran que “ningún antivirus detecta” el supuesto virus, para justificar que no veas nada raro al analizar el equipo.

Se ha visto incluso cómo algunas falsas alarmas persuaden a usuarios para eliminar archivos del sistema haciéndoles creer que son malware, causando daños irreversibles en el equipo. Más efectos colaterales: pérdida de tiempo y productividad, saturación de redes y pérdida de credibilidad de quien reenvía.

Hay expertos que comparan los hoaxes con un “gusano social”: no es código que se ejecute, pero sí un contenido que se replica explotando la ingeniería social y la tendencia a compartir sin verificar.

Conviene distinguirlos de las pranks o bromas informáticas: pequeños programas molestos pero inofensivos que mueven el ratón, giran la pantalla, etc. El hoax, en cambio, es un relato o mensaje que manipula sin necesidad de ejecutables.

¿Qué hacer si te llega un hoax?

La barrera más eficaz eres tú. Antes de reenviar, detente un segundo y aplica una rutina básica que te permita confirmar o descartar el contenido.

  1. No reenvíes sin verificar. Si no puedes confirmar en fuentes fiables, no lo difundas.
  2. Contrasta en varios medios. Busca cobertura en fuentes de confianza.
  3. Educa con calma. Si un familiar o amigo comparte un hoax, explica con respeto por qué no es fiable.
  4. Denuncia en la plataforma. Redes y apps ofrecen opciones de reporte del contenido engañoso.
  5. Actitud crítica constante. Desconfía de lo “demasiado bueno” o alarmante, especialmente si llega como cadena.

Cómo comprobar si un enlace es malicioso

Además de lo anterior, conviene extremar precauciones con los enlaces que acompañan al mensaje. Un chequeo básico puede evitarte un disgusto con phishing o malware.

  • Revisa la URL completa: cuidado con dominios raros o parecidos a medios conocidos.
  • Analiza el enlace con herramientas específicas o servicios reputados de reputación web.
  • Lee el contenido completo antes de compartir; los títulos pueden ser sensacionalistas.
  • Fíjate en la forma: imágenes de baja calidad y ortografía deficiente son mala señal.
  • Comprueba a las personas citadas: busca si existen, su cargo y si han hecho esas declaraciones.
  • Apóyate en extensiones como el Fact Check Explorer de Google para localizar verificaciones.

Profundizando en “noticias falsas” y deepfakes

Las noticias falsas son piezas publicadas con formato periodístico para engañar, generar clics o manipular. Hay sitios que facilitan crear estas “news” con imágenes y titulares, imitando a medios legítimos mediante URLs casi idénticas. Se viralizan por redes, mensajería, blogs o incluso medios poco rigurosos.

Para distinguirlas, investiga la fuente, revisa autoría, fecha, URL, cobertura en otros medios y, siempre que puedas, consulta verificadores independientes. Evitar su difusión también es cosa tuya: denuncia publicaciones engañosas y avisa a tus contactos si han compartido por error.

En el capítulo de deepfakes, aunque las herramientas de detección evolucionan, hay pistas útiles: observa sombras, color de piel, gestos o sincronía labial. Un humano parpadea cada pocos segundos; si algo chirría y el vídeo es muy corto, sospecha. Ante contenidos muy virales y alarmantes en poco tiempo, vuelve a contrastar con fuentes.

Contexto, datos y por qué se propagan tanto

La psicología humana explica parte del fenómeno: el miedo, la urgencia o el morbo predisponen al clic y al reenvío. Investigaciones académicas han observado que los contenidos falsos se comparten con más frecuencia y velocidad que los verificados, llegando antes y más lejos. A la vez, encuestas ciudadanas han mostrado que un porcentaje elevado de usuarios reconoce dificultades para distinguir entre información veraz y hoaxes.

También se han publicado análisis de plataformas que correlacionan la difusión de bulos con determinados perfiles ideológicos en contextos concretos, lo que subraya que la desinformación aprovecha sesgos y cámaras de eco. En cualquier caso, los patrones cambian según el país, el momento y el tema.

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Recursos de verificación y herramientas útiles

Contamos con plataformas especializadas en verificar contenidos virales. Acudir a ellas te permitirá desmontar bulos frecuentes y, sobre todo, evitar que circulen en tu entorno.

  1. Maldita.es: desmiente bulos sobre salud, ciencia, política y redes.
  2. Newtral: verifica cadenas virales y noticias falsas.
  3. EFE Verifica: comprueba la veracidad de contenidos en redes.
  4. Snopes: referente internacional en rumores, leyendas y virales.
  5. Factuel: verificaciones de noticias virales en varios idiomas.
  6. Fact Check Explorer (Google): buscador de verificaciones recientes de fuentes fiables.
  7. InVID: analiza vídeos e imágenes para detectar fraudes.
  8. Google Imágenes: búsqueda inversa para encontrar el origen real de una foto.
  9. Chequeado: verificación de bulos y discursos virales.
  10. Salud sin Bulos: desmiente falsedades sobre salud y medicina.

Consejos rápidos para ser “inmunes” a los bulos

Pequeñas rutinas marcan una gran diferencia. Antes de compartir, pregúntate: ¿quién lo publica?, ¿hay otras coberturas?, ¿la URL es legítima?, ¿aportan documentos? Ese minuto extra te ayuda a no caer en el impulso de reenviar.

  • Investiga la fuente: prioriza medios y organismos con reputación contrastada.
  • Lee más allá del titular: muchos engaños viven del clickbait.
  • Verifica fecha y contexto: piezas antiguas se reciclan como si fueran actuales.
  • Apóyate en verificadores: consulta si alguien ya lo ha desmentido.

Conviene quedarnos con una idea: la mejor defensa es una mezcla de curiosidad, calma y método. Antes de reenviar, respira, verifica y decide. Así contribuimos entre todos a un ecosistema informativo más sano y confiable.

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