Los accesos directos pueden llegar a ser un problema si no los utilizamos con conocimiento. Muchos son los usuarios que inundan sus escritorios con los mismos accesos directos que podemos encontrar en la barra de tareas. Antes de crear un acceso directo debemos tener en cuenta el uso que hacemos del mismo.
La función de un acceso directo es ahorrarnos tiempo a la hora de abrir una aplicación que utilizamos habitualmente. Si la situamos en la barra de tareas es porque tenemos que la necesidad de abrirla desde cualquier aplicación donde nos encontramos. Una acceso directo que debería estar en la barra de tareas es uno que nos permita reiniciar el equipo.
Cuando nuestro equipo no funciona como debería, se atasca, las aplicaciones se cuelgan y no hay forma de acceder al menú de inicio, disponer de un acceso directo que nos permite reiniciar nuestro equipo puede hacernos ahorrar una gran cantidad de tiempo.
De nada nos sirve cerrar sesión en nuestro equipo, ya que los problemas de funcionamiento que está experimentando nuestro equipo seguirán estando presentes hasta que reiniciemos y la memoria se libere completamente eliminando todas las aplicaciones que estaban haciendo uso de ella. Este truco es compatible desde Windows XP hasta Windows 10.
Para reiniciar nuestro equipo desde un acceso directo, tan solo debemos realizar los siguientes pasos:
- Situar el ratón el escritorio y pulsar sobre el botón derecho el ratón.
- A continuación, seleccionamos Nuevo > Acceso directo y escribimos shutdown -r
- Seguidamente, pulsamos en Siguiente y escribimos el nombre que nos permitirá identificar el acceso directo con el que vamos a poder reiniciar nuestro equipo.
Una vez hemos creado el acceso directo que reinicia nuestro equipo directamente, lo ideal es cambiar el icono que muestra el acceso directo, el predeterminado por el sistema, por uno que nos permite reconocerlo a golpe de vista.
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