La primera vez que inicias tu nuevo equipo gestionado por Windows, independientemente de la versión que sea, verás como inicia rápidamente, y todo funciona a las mil maravillas, pero conforme va pasando el tiempo, parece que el equipo vaya perdiendo potencia, como si estuviera llegando a una fecha caducidad.
Dejando de lado la obsolescencia programada, que puede que en algunos productos sea real (en los ordenadores no lo es), el motivo por el que nuestro equipo está dejando de funcionar como al principio es el uso que haces de él, no solo instalando aplicaciones que siempre modifican el registro de Windows, sino también por la basura digital que almacenamos.
Hay diferentes factores que pueden estar entorpeciendo el funcionamiento de nuestro equipo, factores que os detallamos a continuación.
Índice
Revisar los programas de inicio
Algunas aplicaciones tienen la manía de ejecutarse en segundo plano cada vez que iniciamos nuestro equipo, alargando el tiempo de inicio de nuestro equipo. Tenemos que eliminar todos aquellos que no son necesarios.
Estas aplicaciones están trabajando en segundo plano por lo que siempre afectan el rendimiento de nuestro equipo. A no ser que sea imprescindible para nuestro día a día, lo mejor es eliminarla del arranque de nuestro equipo.
Eliminar aplicaciones
El disco duro es finito, no podemos llenarlo con cualquier aplicación que se nos pase por la cabeza. Cuando más lleno está el disco duro y menos espacio libre tenemos, el sistema funcionará más despacio.
Liberar espacio del disco duro
Todas las versiones de Windows hacen uso de disco duro como memoria virtual cuando la memoria física en insuficiente, por lo que es necesario que nuestro equipo siempre tenga suficiente espacio libre para poder ofrecer el mejor funcionamiento.
Reinstalar Windows
Si todo eso no funciona, lo mejor que podemos hacer es reinstalar Windows en nuestro equipo y procurar seguir los pasos que os he mostrado en este artículo.
Sé el primero en comentar